miércoles, 28 de julio de 2010

JESÚS, ¿CÓMO ENTENDER LA VIDA?

Esta es la experiencia de un joyero, tomada de la realidad. Al joyero Jesús le llevaron una pulsera que carecía de una piedra, él aceptó agregar la piedra faltante y dejarla como nueva; entonces Jesús se puso a observar el tamaño y color de la piedra, él era una persona un poco perfeccionista, y estaba atento a que no se le fuera ningún detalle en cualquiera de sus trabajos por muy sencillo que pareciera.


Era una persona desesperada que cuando las cosas no le salían bien reclamaba a la vida: ¿porqué la vida era tan cruel con él?, ¿porqué su vida no era diferente? y todo el tiempo renegaba por todo lo hermoso que habia a su alrededor.


Jesús comenzó a intentar de acomodar la piedra en su lugar, pero esta vez la pieza no coincidía en tamaño y color; por más que buscó, buscó y buscó entre las tiendas no encontró la piedra que buscaba, el tiempo para entregar la pulsera se estaba venciendo y la única piedra que encontró tenia un poco de diferencia en el color, entonces comenzó a desesperarse y cuando intentaba colocarla; la piedra se movía y lo intento cerca de una hora pero no logró colocarla. Faltaba un día para entregarla.


Hiso rabietas como las de un niño y se pregunto: ¿para qué la vida es así?, ¿porqué no puedo expresar a los demás lo que siento, lo que pasa por mi cabeza?, ¿porqué no me siento feliz con lo que he logrado?, ¿porqué cuando estoy cerca de ser feliz algo interfiere en mi camino?, ¿porqué no puedo ser yo?, ¿porqué me conformo, cuando yo sé que puedo lograr más?, porqué cuando voy a tomar una decisión, tengo que preguntar a los demás si están de acuerdo?, cuando la decisión la tengo que tomar yo, por que solo yo sé lo que quiero para mí, ¿porqué cuando tengo que exigir de algo que me corresponde tengo miedo?, y tengo miedo por lo que las personas opinen de mi, ¿porqué cuando pienso que estoy listo para algo no lo estoy?, ¿porqué a veces la vida es tan injusta con las personas que no lo merecen?, ¿porqué cuando me enamoro, me enamoro de la persona equivocada?, ¿porqué los demás piensan que la vida tiene sentido?, ¿ porqué este mundo no es como lo imaginaba?, ¿ porqué las personas carecen de valores?, ¿porqué las personas aparentan ser lo que no son?, y la última pregunta que se hiso fue: porqué alardean de tener riqueza, popularidad, belleza, automóviles, alhajas, mansiones, poder; en lugar de alardear por poseer humildad, amor, paz, generosidad, honestidad, cultura y valores?, si al fin y al cabo las cosas materiales no te dan la salvación, si lo que nos salvara son las buenas acciones que se hagan de corazón y los valores.


Jesús a pesar de hacerse esas preguntas, pensó que solo él las podía responder, y después de un largo, largo tiempo comenzó a tratar de colocar la piedra pero que sorpresa se llevó al descubrir otro defecto en la piedra, su forma por eso no coincidía con el hueco de la pulsera.


De nuevo de forma tranquila pensó que...
Cada persona tiene su forma de ver, pensar y vivir la vida; y quien iba a pensar que una pulsera le haría pensar todo eso.


Se quedó en silencio y sin pensar por un rato, dijo:
Claro! claro! más claro que el agua!, pues aunque intente acomodar la piedra no se va a poder, por que tiene dos defectos y puede tener más como el material de que esta hecho, si es traslúcida u opaca, variedad de defectos.


Así es la vida como esto, tal vez yo quisiera ver la vida como la pienso o como la imagino, pero no todas las personas van a reaccionar como yo, no van a querer acomodarse como yo quiera, así pasa con la piedra, tal vez pueda acomodarla a la fuerza pero a una persona no.


Esta anécdota fue una experiencia y de esto deduje que aunque nosotros tratemos de acomodar el mundo o voltearlo es imposible, ¿porqué?, por el simple hecho de ver el mundo diferente, el tipo de vida, las costumbres, estrato social, la cultura y de las personas mismas.


Todos tenemos defectos como cualquier objeto- dijo Jesús- y terminó por aceptar la vida que llevaba. Acomodó la pieza y la entregó sin ningún problema, los defectos no se notaban.


AUTOR: TERESA AMECA SILVESTRE.